El elegante paseo marítimo de Stresa con sus grandes hoteles y refinados edificios de Art Nouveau se encuentra a solo un kilómetro de distancia, pero una vez que cruzas el umbral del parque de la Villa Pallavicino, la aparente continuidad, otorgada por la silueta neoclásica de la villa del siglo XIX, da paso inmediatamente a un mundo fascinante de plantas exóticas, cabras tibetanas, ciervos colorados pastando y flamencos chilenos posados frente a un laberinto de rosas.

Desde la década de 1950, los 18 hectáreas del parque se han convertido en el hogar de muchas faunas exóticas: cebras, canguros, coatíes y grullas antigone. Creado por la Marquesa Luisa Pallavicino, este zoológico excepcional ha evolucionado con el tiempo. Bajo la dirección de los Borromeo desde 2017, alberga a más de 50 especies de mamíferos y aves, incluyendo algunos ejemplares salvajes, rescatados por el guarda forestal, que no sobrevivirían si fueran liberados nuevamente en la naturaleza.

El área de la Granja es especialmente popular entre los niños: cabras tibetanas, ovejas Saltasassi, llamas, alpacas y ciervos colorados deambulan libremente y pueden ser acariciados por los visitantes. Un contacto genuino con la naturaleza para educar e inculcar respeto y confianza entre los animales y los humanos.

Igualmente valiosa es la flora presente en el jardín botánico. Gigantescos tuliperos, entre los más antiguos de Italia, prosperan junto a otras especies exóticas como el ginkgo biloba y las secuoyas. El icónico y grandioso cedro del Líbano del parque domina el panorama hacia el Lago Maggiore y la villa, mientras que la especie más fascinante es el Davidia involucrata, también conocido como el árbol de los pañuelos: sus flores están envueltas en grandes brácteas que se asemejan a pañuelos que cuelgan. De hecho, en este mundo encantado donde puedes acariciar ciervos colorados y tomar café rodeado de flamencos, no sería sorprendente descubrir que son reales.